martes, 6 de octubre de 2009

CLIENTELISMO Y SOLIDARIDAD

CLIENTELISMO Y SOLIDARIDAD
Por: Luis Fernández

El fenómeno del clientelismo, no es algo nuevo en el desarrollo de la actividad política, ya que desde la antigua Grecia existen referencias de su existencia y tanto ayer como hoy consiste en una relación económica y política, entre una persona u organización con recursos y poder y otras con necesidades que satisfacer, las que por los favores recibidos o que se le han prometido, ofrecen fidelidad o gratitud a quienes los han favorecido.
La situación de pobreza extrema y marginalidad de amplios sectores de la población y las escasas posibilidades de acceso a los bienes y servicios, conjuntamente con la irresponsabilidad y la falta de escrúpulos de una parte de la dirigencia política, han hecho posible la generalización de la práctica del clientelismo político, el cual ha pasado a ser un problema estructural de la sociedad.
La crisis económica mundial ha incrementado la situación de vulnerabilidad de amplios sectores sociales, esta es una realidad del mundo de hoy donde las luchas por el poder y los intereses son cada vez mayores, este hecho ha favorecido la ampliación de las diversas practicas clientelares, electorales, partidistas, gremiales,burocraticas,etc., lo que ha aumentado considerablemente, su campo de acción.
A todo esto debemos agregar el aumento de los actores, los que ya no son solo partidos políticos, sino nuevas organizaciones gremiales , profesionales , sindicales y otras diseminadas en la sociedad civil, con grados de poder e intereses determinados, lo que significa que hay que abrir canales de cooperación y compromiso entre estas organizaciones y el gobierno, con el fin de implementar políticas públicas que favorezcan a la población, rechazando las medidas clientelares y logrando un verdadero compromiso de construcción de un modelo de desarrollo al servicio de la nación.
El fenómeno del clientelismo ha sido analizado desde diferentes concepciones, pero debe ser analizado con mucho cuidado, ya que el mismo se confunde con la solidaridad y el humanismo, incluso algunos explican el clientelismo como una debilidad en la conciencia de clase, que posibilita que las masas inertes e indefensas, sean sometidas por las manipulaciones de una clase política que busca su mantenimiento en el poder.
El hombre es un ser social por naturaleza y su desarrollo está estrechamente relacionado con el desarrollo de la sociedad, por esto la solidaridad tiene un gran valor ya que a través de ella, podemos resolver muchos de los problemas que hoy nos aquejan, con la solidaridad entre los pobres, de los ricos y los pobres, de las naciones y de los pueblos, con la determinación de obtener el desarrollo social, ayudar a la sociedad es ayudarse uno mismo, ya que el bien común es el bien de todos.
La solidaridad no es un sentimiento superficial, es una preocupación y una práctica en beneficio del bien común, del interés general sobre el particular, es una virtud que debemos desarrollar a gran escala, trabajando por eliminar la miseria humana, la marginalidad y el subdesarrollo.
El clientelismo es un instrumento que afecta la solidaridad entre los sectores más necesitados y que propicia la dependencia de estos hacia las elites, pero al mismo tiempo es un medio mediante el cual las clases desposeídas, pueden acceder a los bienes y servicios del estado.
A partir del siglo XX, el clientelismo ha tenido un gran desarrollo, debido entre otras cosas a la necesidad de los gobiernos de dar respuestas rápidas y eficientes, a las cada vez mayores demandas de la población, es por esto que se impone la profundización de los programas de desarrollo, en las comunidades, en donde quede establecido un claro y real compromiso con el servicio público y el progreso, que deje atrás el clientelismo y la politiquería.
Es hora de definir claramente el clientelismo y la solidaridad, de modo que no confundamos un término con otro y que por acciones de irresponsabilidad política, evitemos que la mano solidaria del estado llegue a los más necesitados, mientras llegan las soluciones definitivas de sus problemas.
El estado no puede ser indiferente ante la situación de pobreza extrema de grandes sectores nacionales y por tanto debe en base a la solidaridad y al compromiso con sus ciudadanos aplicar una política social coherente que contribuya a mejorar la calidad de vida de la población.
La lucha contra la pobreza no se puede detener, sino que la misma debe ser cada vez más transparente, de modo que cada vez sean más los sectores comprometidos al desarrollo de una política social de solidaridad, que propicie los acuerdos, el consenso, la eficiencia y el control, logrando con la misma favorecer una política focalizada en la solución de los reales problemas de la población.
Clientelismo y solidaridad, términos contrapuestos y fines diferentes , mientras el primero persigue la sumisión y el apoyo personal o político, el segundo lo que busca es el bien común y la ayuda desinteresada a los más necesitados, procuremos acercarnos más a la solidaridad y alejarnos más del clientelismo, impulsando políticas sociales que favorezcan el interés general de los pueblos.
Santo Domingo R.D.
Sept. 2009

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