viernes, 6 de noviembre de 2009

EL TRATO A LOS HAITIANOS



EL TRATO A LOS HAITIANOS
Por: Luis Fernández





Recientemente un grupo de personalidades Haitianas, dirigió una misiva al presidente Dr. Leonel Fernández. En la cual solicitan que se tomen medidas que garanticen las relaciones armoniosas entre nuestro país y Haití, preservando la tranquilidad y la seguridad de los haitianos residentes en la República Dominicana.

Esta solicitud fue respondida por el Sr. Vicepresidente de la república Dr. Rafael Alburquerque y por el procurador general, Dr. Radhames Jiménez Peña, quienes defendieron el trato que reciben los haitianos en el país y algo muy importante que resalto el Dr. Alburquerque, que fue lo siguiente,” de ninguna manera existe una Politíca del gobierno dominicano que propicie maltratos”.

La situación de las relaciones entre la República Dominicana y Haití, muchas veces se ha visto complicada, por la intervención de grupos tanto de Haití , como de nuestro país que utilizan a ambos pueblos para sus proyectos y ventajas personales, a lo que debemos agregar la actitud indiferente de la comunidad internacional que como bien lo ha señalado el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, “los organismos internacionales no han entendido que los problemas que se producen en Haití repercuten en mas haitianos en República Dominicana recargando los servicios públicos de un país que no tiene los recursos suficientes para eso”.

Los pueblos de la República Dominicana y Haití, comparten la isla de santo Domingo y ambos pueblos han vivido desde el descubrimiento de la isla, situaciones de pobreza, explotación e inequidad social, hechos que han sido posibles por la relación existente entre los que explotan al pueblo haitiano y los que explotan al pueblo dominicano.

Hoy en día la realidad es que tenemos en la República Dominicana, una cantidad enorme de haitianos, la mayoría ilegales que han impactado en el presupuesto nacional a tal punto que en los últimos 4 años, en el área de la salud para solo poner un ejemplo, se han invertido alrededor de 2,000 millones de pesos en atenciones medicas a los pacientes de nacionalidad haitiana que acuden a centros de salud dominicanos.

Asimismo la representante del fondo de población de las Naciones Unidas Gilka Meléndez, declaro recientemente que la gran cantidad de haitianos que reciben atenciones de salud en el país no solo incrementan el presupuesto del sector, sino que además dispara las cifras de muertes sobre todo en el componente materno-infantil y agrego que en los hospitales de la zona fronteriza el 42 por ciento de los pacientes son ciudadanos haitianos.

Como podemos observar con claridad la migración haitiana es una fuerte carga para la débil economía de un país con una deuda social acumulada, con un sector importante de la población dominicana que vive en la línea de la pobreza y la marginalidad y que reclama solución para los grandes problemas sociales y económicos que padecen.

Nuestro país es respetuoso de los derechos humanos, lo que esta garantizado en nuestra constitución, en las leyes y en los convenios internacionales que ha suscrito la república Dominicana, es por esto que el Estado es una garantía de que en el país no se maltrata, ni se persigue o atropella a nadie no importa la nacionalidad, lo que se hace aquí es aplicar las leyes y tratar de acuerdo a las posibilidades nacionales, de regularizar la situación de cientos de miles de ilegales extranjeros.

Esta situación que en su gran mayoría afecta a los haitianos, muchas veces se desnaturaliza, llegándose incluso a negar las facultades que como estado soberano le corresponden a la república Dominicana, esto incluso a llevado a la ocurrencia de algunos hechos violentos condenables, que debemos denunciar para que los mismos no se repitan y se conviertan en un caldo de cultivo para quienes no desean una armoniosa y fructífera relación entre los Dominicanos y los Haitianos.

Juan Bosch en una carta dirigida en el año 1943 a los intelectuales Emilio Rodríguez Demorizi, Héctor Inchaustegui y Ramón Marrero Aristy, decía lo siguiente al analizar la situación haitiana,”Nuestro deber es, ahora, luchar por la libertad de nuestro pueblo y luchar por la libertad del pueblo haitiano. Cuando de aquel y de este lado de la frontera, los hombres tengan casa, libros, medicinas , ropas y alimentos en abundancia; cuando seamos todos, haitianos y dominicanos, ricos y cultos y sanos, no habrá pugnas entre los hijos de Duarte y de Toussaint, porque ni estos Irán a buscar, acosados por el hambre, tierras dominicanas en que cosechar un mísero plátano necesario a su sustento, ni aquellos tendrán que volver los ojos a un país de origen, idioma y cultura diferentes, a menos que lo hagan con animo de aumentar sus conocimientos de la tierra y los hombres que la viven”.

La situación de pobreza de Haitianos y Dominicanos no se va a resolver con denuncias tremendistas de supuestas violaciones y maltratos, que solo persiguen profundizar las diferencias y confundir a la población de ambos países, el camino es otro, es el del dialogo y el consenso entre el gobierno Dominicano y el Haitiano, para tratar de solucionar una situación que afecta los intereses nacionales de ambos pueblos.

Los organismos internacionales deben actuar y contribuir con mas firmeza para lograr la consolidación de las instituciones haitianas y de su economía como única forma de garantizar un desarrollo mínimo en Haití , que permita disminuir y controlar el flujo migratorio a través de la frontera, lo que seria una vía de solución a estos graves problemas de migración, ya que como ha quedado demostrado el país no tiene las condiciones para ser la solución a los problemas de pobreza extrema que padece la población Haitiana.

En República Dominicana no se maltrata a nadie por su nacionalidad y si alguien ha cometido un delito en contra de un ciudadano haitiano , dominicano o de otras nacionalidades, ha recibido la condena enérgica de nuestra cancillería y cuando el caso lo ha ameritado se ha traducido a la justicia, a los responsables de estos hechos.

El camino de la manipulación y la confusión debe ser cerrado definitivamente, si de verdad estamos interesados en la suerte de Haití y la República Dominicana, rechacemos las cosas negativas e impulsemos las positivas, que son las que en fin de cuentas aportaran solución y entendimiento entre ambos pueblos.

Santo Domingo R.D.
6 Nov. 2009